Hijos de la Tierra
Valle de los caballos
9
—Whinney, no seas tan voraz —la reconvino Ayla, viendo cómo la yegua del color del heno lamía las últimas gotas de agua del fondo de un tazón de madera—.
El pensamiento constante de Ayla dedicado a la yegua se había convertido en hábito.